Me mueve la sed del fuego vestido de invierno frente a la época del sauce.
Me mueven los pies de una reunión apretada en el corazón de la alquimia, me mueve una nube inflándose y de pronto la tranquilidad de la muerte. Me mueve el sol cayendo entre las ramas de un árbol que anuncia el silencio de cuatrocientas aves.
Me mueve el color de un mar invisible, el agua de tu mente, los aterrizajes implacables.
Me mueve lo que dejara de ser una promesa y se transformará en armonía. Me mueve la sal que retiene la memoria de que todo sigue siendo lo mismo. Me mueven los recuerdos llenos de agendas y de reverberaciones solares. Me mueven los grillos con profunda invención de la música. Me mueve el aullido cósmico intentando frenar nuestra suplica. Me mueven las intenciones que a contra luz son galaxias iridiscentes. Me mueve el copal entre tu aliento redimiendo el dolor de ser materia, me mueven tus manos organizando un portal.
Luna Nikol