Instrucciones para hacer el amor con un caballo

Primero: debes creer en algo, debes creer en alguien, esto es una broma, esto no es una bomba de succión, esto no es un poema, esto es una broma de más de 100 kilos, una broma pesada, ni siquiera es un mal poema.

   Segundo: sabías que las palabras ejercen una especie de presión sobre las palabras: tensión y música, como golpear una pared con el fémur de un cordero, voltear una campana y llenarla de cera caliente. Pero habías olvidado que suficiente presión sobre una vocal puede provocar reacciones en cadena en el estado de ánimo de los ancianos, que lloren dos niños al mismo tiempo o que cambien de ruta los patos cuando regresan del trópico.

   Tercero: debes tener algo que contar, sonreír y dar conversación, pagar un par de cervezas, aplaudir y beber, de eso se trata: aplaudir y beber, el resto viene dado, suave como la espuma, ligero como el aliento de un caballo.

   Cuarto: si ya crees, conoces las reglas de la física de las consonantes y te has familiarizado con la bebida y el aliento de los caballos; ahora es el momento, sube al escenario escenifica tu muerte, agita las manos, besa a las mujeres de los amigos, regala tus poemas, abraza a los camareros, odia a los desconocidos, bebe otra vez, firma un par de libros, escribe tu nombre en la puerta del baño junto a la receta de la tristeza y deja que la poesía fluya, porque ya eres uno de los nuestros, uno de esos que sabe diferenciar la belleza del silencio.Las esquinas bordadas con confeti, pies ligeros y manos frías como los huesos que pasan la noche fuera de casa.

Yo tenía una casa cerca de un río, cerca de una fábrica rodeada de mujeres tristes y hombres sonámbulos, cocodrilos que bostezan, perros sin rabo, hocicos mojados, muertos de vértigo y muertos de espanto.

La tarde sube a la torre y espera que regresen los niños de la escuela, ruido que sube y que baja como si le hubiéramos puesto cortinas de baño entre las rodillas al invierno. Pero nunca nadie nos dijo lo que teníamos que hacer para que nos amaran los caballos:

Quinto: donde dice que duele pon un diente de leche, donde dice que duele mucho pon un diente de leche, los dientes de leche no saben nada de lo que se siente pero tú sí y yo no quiero estar lejos de ti ni lejos de lo que sientes, lo que dices es cierto solo cuando mientes pero yo no tengo problemas con eso he puesto un diente de leche entre tú y yo.

Sexto: no deberías quedarte sentado, no ves lo que está pasando fuera, no ves que todo está en ruinas y las gaviotas desfilan como confeti sobre la lengua del puerto peleando por el ojo de una sardina.

Séptimo: abre las piernas, suéltate el pelo, escribe números al azar detrás de la factura del hotel, abre las piernas, cierra los ojos, acaricia con los dientes la cerradura, no dejes que se entorne la puerta, no dejes que se vayan sin pagar la cuenta, no estamos hechos para esto, nadie dijo que tuviéramos que ser hermosos para tener una hermosa historia de amor y celos y que se mueran los perros y que regresen los cocodrilos con ramos de flores y los elefantes sobre agujas de coser bailando hasta el amanecer y todos estuviéramos tan borrachos como los dioses que se olvidaron de nosotros.

Octavo: ya es hora de regresar con los muchachos, no tenemos nada más que decir, las palabras se han esfumado como cigarros, lo que traían colgando de los labios las palabras no tiene sentido, tendríamos que regresar a casa y besar a los niños, ya hemos dejado que otros hablen por nosotros. Ha llegado la hora, somos hombres con entraña de ratón, somos cuentas pendientes, el retroceso de un arma blanca, somos desnudos el aplauso de las mascotas. Nos somos mucho, nada, eso es todo.

Noveno: No me mires, no me mires, no me mires, no me mires, no me mires, no me hables, no me hables, no me hables. Ámame como si fuera una estatua de sal, no me mires, no me hables, no me dejes temblando junto al fuego de tus palabras.

Y décimo: amar a un caballo como se ama a una fragua a una rendija al dios de las cosas torcidas a la muerte desnuda y con telasdearaña al frío de los azulejos al avión que baila sobre el abismo al pequeño roedor que todos llevamos dentro a los vivos de siempre y a los muertos de otro.

Carlos de la Cruz.

#ergonorima

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