Notas para mirar una montaña.

Los martes por la mañana que duele todo lo mismo que los lunes

Los huesos duelen desde la raíz los nervios desde el tuétano los ojos

Duelen desde los reflejos azules y rojos de las luces de neón

Los luminosos de la ciudad parpadean juegan con los neumáticos de los coches

Los taxis defienden su pedazo de ciudad -no es suficiente- con uñas y dientes

Pido mi parte en este lugar estos pecados son parte del patrimonio de la humanidad

Soy como vosotros

Soy uno de los vuestros

Mis pies cuando pisan los charcos

rompen el reflejo verde de la farmacia

Soy uno más

Quiero mi parte

Quiero mi regalo

No voy a pagar el precio,

pero puedo bailar sobre una mesa de mármol

durante un par de horas

sin perder el piso.

Quiero mi estrella

Quiero mi ballesta

Quiero un dedo en la llaga

Un dedo debajo de la lengua

Tres dedos entre los dedos impares de mis pies

Cocinar para cuando llegue el verano

Comprar piedras y vender hielo

Poner dos y perder tres.

Revisar las radiografías para confirmar

que la bestia sigue dormida

y que tus pechos siguen siendo flores

y no me he equivocado de camisa

ni de bar ni de cementerio.

Beber con la curva sobre la espalda

La montaña crece y crece y crece:

fina rubia mojada

no hay lugar dónde aferrarse.

Mira lo que le hace la lluvia a las manos

a la montaña

cuando está cerca.

Carlos de la Cruz

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